Enamorado de GNU/Linux

Solo yo sé lo que es despertar cada mañana con mi emisora de música favorita (Francesa), descargarme de todo en poco tiempo, poseer 170 películas y sobrarme espacio para muchos más datos, jugar a casi todo de cualquier plataforma y de otras incluido MAC, cada día tener la suerte de modificar el sistema hasta el último detalle y no solo en la parte gráfica, navegar 100% anónimo sin pagar nada de nada, velocidad en la red de vértigo y todo esto y algunas cosas más en tan solo seiscientos y pico megas que es lo que ocupa mi sistema operativo GNU/Linux.

No hay formato, aplicación o archivo que se me resista, puedo con TODO y sí, presumo de no pagar nada por nada y de hacer absolutamente todo lo que me da la gana con mi sistema. Como programador y desarrollador de software libre (concretamente librerias gráficas y aplicaciones) estoy orgulloso de poder literalmente aplicar TODO cuanto imagino de la forma que de la gana, ya sea con C+, Visual Basic o Phyton (mi favorito), sí ESTOY ORGULLOSO DE GNU/LINUX y LO AMO con todo mi corazón.

Vivo, respiro y me desarrollo en un mundo Cyberpunk, ese que es objeto de burla, ese que dicen que es un mito pero NO, NO LO ES, porque yo vivo en ese futuro soñado y GRATIS.

¿Crees que si regalases una mansión lujosa y completamente amueblada además de pagada alguien te diría que prefiere pagarla? yo no lo creía pero lo cierto es que sí, la mayoría de las personas que conozco no aceptan regalos, no reconocen que lo gratis puede ser mucho mejor, prefieren pagar por todo y casi siempre acaban perdiendo pero eso sí, con una sonrisa complaciente.

He dejado por imposible regalar nada a nadie, solo espero a quien quiere el regalo y se lo doy pero no busco a nadie para regalar nada. Al final programé, compilé, escribí textos, maqueté, jugué, compartí, chateé y estudié COMPLETAMENTE GRATIS... es para presumir ¿no?.

"Blade Runner" Emoción sobrecogedora.

Tras años de ostracismo en las videotecas domésticas de algunos freaks, pasó de ser castigada por crítica y público a instalarse en el altar preferente del culto cinematográfico. Para quienes no la vimos hasta años después, el rechazo inicial es sorprendente. Muchos postulan que era demasiado adelantada para la época, pero es un argumento poco convincente pues bebe de las fuentes más antiguas del séptimo arte: la voz en off la conecta con el cine negro y no es difícil encontrar similitudes con Chinatown. Además, la historia del ex-policía, ex-Blade Runner y ex-asesino podría estar ambientada en el lejano oeste en lugar de Los Angeles-2019.

Desde hace tiempo ya nadie duda en calificar esta película como ‘obra maestra’ en el sentido más literal de la expresión, pues es una de las más influyentes de los años ochenta por estos cinco elementos:

El guión, basado en la novela de Philip K. Dick Do Androids Dreams of Electric Sheep? aborda magistralmente cuestiones inherentes al Ser Humano (¿De dónde venimos?, ¿Adónde vamos? ¿Cuánto tiempo nos queda?) que esta vez preocupan a los Replicantes, humanóides con más sentimientos que los propios humanos (no en vano, el lema de la Tyrell Corporation es “Más humanos que los humanos").

• La Tierra es presentada como un ghetto habitado por gente marginada que no puede vivir en las colonias del Mundo Exterior, donde hay una calidad de vida superior. Ambos aspectos han inspirado “secuelas” como Dune, Robocop, Terminator, Total Recall, The Fifth Element y muchas otras que están aún por llegar.
• La puesta en escena, pues combina de manera ejemplar elementos futuristas como coches voladores (spinners) y réplicas de animales, con otros del presente como bicicletas, mercadillos urbanos y un diseño de vestuario deliberadamente intemporal. Desde la primera secuencia actúa como imán sobre el espectador e impregna de eternidad la película, liberándola del azote de las modas.
• La fotografía, elemento básico del magnetismo de esta película, nos transmite el carácter suburbial de la ciudad de Los Angeles sin apenas un rayo de sol, en un ambiente nocturno. En los planos “exteriores” (en realidad todo se filmó dentro de un estudio) lo consigue con trayectos aéreos; todo un alarde técnico, pues en realidad sólo hay movimientos de cámara sobre maquetas. En los “interiores”, la urbe parece absorbernos gracias a la luz que penetra desde fuera.
• El acertado casting y dirección de actores, de quienes Ridley Scott supo obtener lo mejor a pesar de los problemas de financiación y el ambiente de crispación. El mejor ejemplo es el de Rutger Hauer: brilló con tanta intensidad que duró lo mismo que Roy Batty.