Aquellos años de la memoria

Muchas veces deseamos casi tod@s volver a la infancia o adolescencia, incluso quienes no tuvímos buenas etapas de ellas, levantarnos una mañana y tener que dar un saltito para bajar de la cama, mirarnos al espejo y ver como el pijama o los calzoncillos o las braguitas nos quedan grandes, correr a la cocina y encontrarnos a nuestra madre sirviendo el desayuno con el Colacao o el Nesquik y 20 años menos tan jóven y hermosa como siempre la veremos.

Coger la cartera pesada e incómoda de cuero para ir al cole y volver a aquellos pasillos estrechos y largos con el eco de voces infantes retumbando constantemente y al unísono al recitar las tablas de las 4 potencias de cálculo. El recréo y hasta los rostros desde el profe más querido hasta el que más rabia nos daba aquél que nos tenía "manía". Volver a casa corriendo para ver la Tele y en ella los Transformers, Barrio Sésamo, La Bola de Cristal, Ulises 31, Comando G, Los Payasos de la tele y Rocopop.

Daríamos cualquier cosa por uno solo de aquellos días en que nuestros amig@s lllamában desde la calle a gritos o nos daban un toque al timbre, sin móviles y sin teléfonos inhalambricos los cuales solo le veíamos a JR en Dallas. Así me he levantado yo hoy imaginando que vivía ese día, cuando ibas por la calle saludando al carnicero, al frutero, a los tenderos del barrio y ellos te sonreían amablemente y te preguntaban... ¿ya vas al cole? Estudia mucho ¿eh?

El primer beso empezó a tirar por la borda todo y el primer trabajo nos pareció el definitivo, aquellas primeras 50000 pesetas que yo cobré se quedáron grabadas en mi mente como la ingente cantidad de billetes porque hoy el Euro parece de juguete y decepciona mucho cuando ni tan siquiera te lo dan en mano sino que acaba en el banco como una cantidad de números en la cuenta corriente al otro lado de la pantalla del terminal del cajero.